Saturday, March 15, 2008

Fallas Si, Carpas No

Se supone que las Fallas son una fiesta popular, que viene a decir, del pueblo, de todos y cada uno de los valencianos. Pero no es asi. Las fallas se estan convirtiendo en algo exclusivo de los falleros, lo cual a primera vista parece lógico, pues ellos son las que las organizan, pero no lo es.

Si tomamos como referencia cualquier fiesta de cualquier pueblo, siempre encontraremos que hay una comision festera que se pasa todo el año organizando el sarao, recogiendo dinero, vendiendo bolis, camisetas, loteria... buscando bandas, grupos... en fin, lo normal en una fiesta. En fallas pasa lo mismo pero multiplicado por mil, que deben de ser el numero de fallas que hay en valencia tirando por lo bajo. La diferencia estriba en que en las fiestas del pueblo las organizan unos pocos cada año, y las disfrutan todos, en las fallas eso ya no sucede, gracias un invento llamado carpa.

Ahora una falla llega con su carpa, la planta en medio de la calle, corta el tráfico, te deja sin sitio para aparcar, te molesta por las noches al dormir... pero tu no tienes ni idea de lo que pasa dentro. Antes, en las fallas, si montaban un escenario y los chiquillos hacian sus actuaciones los veias, si ponian verbena pues bajabas a bailar y eras parte de la fiesta, ahora te tienes que conformar con que los bajos del bombo hagan vibrar tus ventanas.

Para más inri, hasta el casal más pequeño, que la falla mayor se puede confundir con la infantil y la infantil con una maqueta, tiene una carpa capaz de albergar a la orquesta de luis cobos.

Asi que si las fallas son algo suficientemente de todos como para que se corten calles y se haga de valencia una ciudad inhabitable, que por lo menos los que no somos falleros podamos disfrutar de la fiesta sin tener que hacinarnos en las cuatro fallas que tienen la dignidad de poner una verbena fuera de su carpa.

1 comment:

Josep E. Corbí said...

Valencia en fallas
Qué hermoso silencio tras el trasiego que otros creyeron
disfrutar durante la larga noche; qué hermosa la brisa
tras el sofoco de la tarde que pasó ensordecedora; qué hermoso
el gorjeo de las aves, sus leves trinos, mientras, por fin, los otros
duermen; cuán breve este sosiego encandilado, este callar
de los arbustos, de las plantas recién regadas.